Perdón y Reconciliación

Por Johnatan Jesús Clavijo

Al subir al metro de Medellín, noto inmediatamente que un solo color predomina entre las ropas de la gran cantidad de personas que utilizaron el medio de transporte para llegar al punto de encuentro para la gran movilización en contra del grupo armado ilegal. Es un blanco de paz que cubre el odio ciudadano.


En un principio, tengo una gran confusión de sentimientos que invaden mi corazón colombiano, que al igual que el de muchos, se siente indignado por las acciones terroristas de las Farc, pero a la vez, palpita con la gran alegría que me produce que el pueblo colombiano se una en contra de las acciones delictivas del grupo insurgente. Pero, mi cerebro entra a razonar en los motivos que llevaron a un grupo de jóvenes a idear esta marcha que se convirtió en néctar informativo de los medios de comunicación en los últimos días.

<<

Después de la fallida –y mal planteada- negociación del ex presidente Andrés Pastrana con las Farc, en un momento en que los colombianos esperanzados en la paz se vieron defraudados y terminaron odiando a los dos factores del dialogo; llegó un desconocido para muchos –que alcanzaba un máximo 3% de apoyo en su candidatura- proponiendo la salida armada al conflicto tras su eslogan de “mano dura” que se convirtió en la solución que los colombianos llenos de sentimientos y ausentes de razón eligieron para acabar con la violencia (¿Cómo se puede pensar que la violencia se soluciona con más violencia?). Lastimosamente, la mano dura fue desmedida en su labor, pues acarició a las Auc –a la que muchos consideran organismo del Estado de derecha no reconocido-; mientras, golpea con dureza a las guerrillas comunistas.

En el presente, y luego de conocer las pruebas de supervivencia, en las cuales se ve a una Ingrid Betancourt demacrada y afligida, y donde se siente el sufrimiento de los secuestrados encerrados en una suerte de campos de concentración; esa llama de repudio, que no se había extinguido gracias a las desproporciones de los medios de comunicación y del mismo Presidente, resurgió y con más fuerza pidiendo la libertad por los secuestrados y el final de las Farc en una marcha que causó polémica al considerarse, primero: que las Farc no son la causa, sino una consecuencia; y segundo: que el conflicto interno no solo son las Farc, pues conjuntamente con ellos están el Eln y los paramilitares que algunos aseguran extintos.

La bancada uribista, el gobierno y sus más recientes aliados que aún no hacen el acto de presentación oficial, no sólo apoyaron la marcha, sino que además, tomaron las riendas de la campaña publicitaria llamando a sus amigos de RCN y Caracol para que apoyaran la protesta y así mismo, que estuvieran pendientes de todos los detalles para que está se llevara a cabo de la mejor manera, mostrando a la comunidad internacional la condición de Las FARC como grupo terrorista y el desacuerdo de la ciudadanía con el factor armado.

>>

Luego de este análisis, me siento aún más confundido y mientras concluyo que apoyo la marcha, pues las Farc han hecho mucho daño al país, la considero desmedida al pensar que detrás del grupo armado, se camuflan los Paramilitares que aún siguen causando tanto daño al país y el Eln que cobra vacunas o extorsiones a diestra y siniestra para financiar su lucha.

Ya en la marcha, me confundo aún más al no ver por ninguna parte una pancarta o camiseta que exigiera el acuerdo humanitario; veo personas que gritan “no más Farc” conjuntamente con una palabra que me parece maravillosa: “LIBERTAD”, mas me preocupa su mención al notarla hueca y necesitada de la compañía de soluciones.


Al llegar al punto de encuentro de todas las marchas que se organizaron a lo largo de la capital antioqueña, escucho al Alcalde de la cuidad de Medellín gritar con voz de aliento a una multitud agobiada por el fuerte calor “por la libertad de los secuestrados TODO”. Estas palabras me asombran al ver como un mandatario habla de un TODO que vendría a ser NADA, considerando que el actual gobierno cada vez es más renuente ante la posibilidad de un acuerdo humanitario en una zona de despeje, y sin embargo lanza al aire propuestas absurdas como formar cercos próximos de los puntos donde se encuentran los campos de concentración de los secuestrados. Pero, vuelvo a pensar y me digo que él (Salazar) es tan solo un administrador municipal que no puede hacer más que lanzar frases populistas que llegan tan rápido a los oídos de las personas, como se esfuman del cerebro de quienes las escuchan; y que además, no tocaran las fibras del Presidente que propaga su odio por LasFarc que mataron a su padre o de un Comisionado para la Paz que confunde la palabra Paz con otra totalmente diferente como guerra.

Al volver a mi hogar después de tres horas de acompañamiento a los compatriotas que impulsados por un nacionalismo barato (y lo llamo así porque es un sentimiento incapaz de volcar a las personas ante el gobierno para exigir que se haga TODO por los secuestrados), a base de “manillitas” y camisetas, y alimentado por medios “informativos” y gobernantes despreocupados por la paz; inundaron las calles con camisetas blancas a pedir por la LIBERTAD sin soluciones, y a gritar al unísono “NO MÁS FARC”, recordándome la mala memoria de los colombianos al olvidar que el conflicto no está en manos de un solo agente delictivo.

Después de un descanso, leo El Espectador –quizás uno de los medios más independientes- dónde Iván Cepeda Castro me informa de una marcha en contra de los grupos paramilitares, parapolíticos y los agentes estatales vinculados en violaciones a los derechos humanos convocada por el Movimiento Nacional de Victimas de Crímenes de Estado el 6 de febrero y además me recuerda las palabras cínicas del Director de noticias RCN en el programa radial “Hora 20” donde decía que de ser convocada una marcha en contra de los grupos paramilitares y su acción criminal participaría con gusto de ella, y además tal iniciativa contaría con el respaldo de su medio de comunicación.

Prendo mi computador y escucho una canción de Silvio Rodríguez que me pone a reflexionar aún más con frases como “que fácil es agitar un pañuelo” o fragmentos como éste que me generan más descontento con el gobierno actual:

Desde una mesa repleta cualquiera decide aplaudir, la caravana en harapos de todos los pobres, desde un mantel importado y un vino añejado se lucha muy bien, desde una mesa gigante y un auto elegante se sufre también, en un amable festín se suele ver combatir. Si fácil es abusar más fácil es condenar y hacer papeles para la historia para que te haga un lugar. Que fácil es protestar por la bomba que cayó a mil kilómetros del ropero y del refrigerador, que fácil es escribir algo que invite a la acción contra tiranos, contra asesinos contra la cruz o el poder divino siempre al alcance de la vidriera y el comedor”.

La canción me invita a pensar que la marcha es una muestra ciudadana de la indignación de una guerra que nos hizo olvidar (principalmente al gobierno) dos palabras importantes para lograr la paz: PERDÓN y RECONCILIACIÓN.

Fotografia: www.equinoxio.org

2 comentarios:

Luis Miguel dijo...

Johnatan esta muy bueno el articulo, le deseo lo mejor y ojala siga poniendole el mismo enpeño a todo lo que haga.

analucia dijo...

Esta reflexión refleja las inquietudes de muchos. Cuando aparece una propuesta oportuna, muchos se aprovechan de ese momento. En vista de que el tiempo, para este caso, facilitó que otros se apropiaran las banderas del objetivo inicial de la marcha y se lo adjudicaran como propio, le agregaran otras razones para motivar la marcha, no solo dio lugar a se perdiera de vista el sentido inicial, sino que el oportunismo político, desde muchos bandos se dejó ver, lo cual deja un sabor agridulce...como colectivo es un paso importante, la experiencia del 4 de febrero, pero nos falta mucho por aprender, especialmente en aquello de la búsqueda de la transparencia.

A Johnantan le digo que me gusta el comentario.
Ana Lucía